DEMASIADO TARDE PARA RAZONARLO

Mirar a alguien e imaginarse que lo abrazas
en ocasiones creo que enloquezco por no conocerte
porque es tan complicado escalar la realidad que te envuelve
sentir que amas hasta doler y que solo te duela a ti.

Ayer creo que me asomé a tu corazón, sentí el mareo de los enamorados,
el miedo a las alturas, el temor a lo desconocido, los nervios del no saber.

Repetí tu abrazo alrededor de mi cara empapada,
mojé el sentimiendo hasta hacerlo tan permeable a tí,
que tan solo imaginar tus deseos, me asomaría una y otra vez al precipicio.

Pensar que en ocasiones buscas mi complicidad,
en otras huyes tan lejos que me dejas esperando en el escalón de la razón,
no acercas tú alma a mi en demasiadas ocasiones como para quemarme,
pero si la alejas lo suficiente para enfriarla cada vez más.

Siento el sentimiento, y pienso que ser imposible es la llave de la solución,
a pesar de como en tantas ocasiones, perder de vista la cerradura, para cerrar,
para terminar con este viento cálido que aviva la razón por la que
muero cada día un poco más.

LA MÁQUINA SE INGRASA DE NUEVO

Cuando empleo el brazo derecho, me sorprendo de las cosas tan complejas que puedo realizar con él. Luego presto atención y observo que con mi brazo izquierdo, a pesar de utilizar los mismos medios, soy capaz de llevar a cabo empresas hasta ahora impensables para mi.
Conocer a alguien tan diferente, a alguien tan parecido, no a alguien que te complementa, sino a alguien que te completa.
Crecer tanto en tan poco, y tan poco ha significado tanto. Tenía ilusión por tatuar un lema en mi piel, pero finalmente algo más grande que me acompañará para el resto de mi memoria se gravó en mi mente, fuiste tú, que me enseñas cada día a ver sin observar y a dejar de pensar cuando pienso.
Porque mirarte me cuenta todo lo que no dices (y ya es decir), porque pensar semejante, creciendo diferente son de esos milagros que la vida te muestra.
Quiero creer que te contagié mi visión del amor y tú me envolviste con sacar lo positivo de los días grises.

Porque juntos somos una máquina, pero separados seremos dos máquinas no?...

LA CÁPSULA DEL TIEMPO

Volver al lugar donde los años son los protagonistas de los días, donde lo de siempre está bien, donde pasar el tiempo sin que éste, significativamente transcurra. Cumplir los inesperados 23 años, esperando encontrar a los de siempre, para no notar, que ya no están los 22.
Como las miradas, los gestos, las sonrisas no se esconden detrás de los rostros o no maquillan la realidad de la verdad. Somos de aquella manera, somos los que somos y no hay intenciones de dejar de serlo.
El momento más sencillo, puede celebrar el acontecimiento más grande, encontrar lo necesario en ellos, encontrar lo necesario en los recuerdos del tiempo.
Tejer los relatos que nos acompañarán, que nos protegerán del paso de los años, que nos mantendrán eternamente jóvenes, mientras nos despedimos de las caricias de la juventud, mientras decimos adiós a todo lo que nos mantenía unidos, para dar elasticidad a los cuerpos, sin cortar las conexiones que formarán la red de la cual seremos un nudo más.
Tener a lo que volver, aunque no tengas donde ir, reconfortará el alma hasta del más perdido, te recordará todo lo que eras, todo lo que eres.

Es tan fuerte algo tan delicado que da miedo no cuidar y no regar con la frecuencia necesaria, pero como aquella planta estoica en las sequías de verano, sobrevive con la esperanza del agua y del recuerdo de que la lluvia volverá como cada año.

Mi cápsula del tiempo, el lugar donde cumplir años no significa nada, porque cada objeto, cada persona de tu alrededor partió de la salida a la vez,  no es una carrera para llegar antes, es un camino para hacerlo juntos, todos los cambios se entenderán sin notar que tú ya no estás y ahora me encuentro yo, quizás mañana tampoco  me encontrarás, dejando libre la línea que pisaba a tú lado.

Conduce tus propias riendas

Un día subes las escaleras cogido de la mano, seguro, porque a tu lado, se encuentran la vida, la cual desde   tu visión es perenne, estable, poco cambiante;  y al otro tus padres, los cuales estarán siempre, tienes dos barandillas que jamás se moverán, y que antes de poder activar el botón de retroceso,  comienzan alejándose de ti, un buen día la vida, la cual creías segura e inamovible comienza a desplazarse como en unas escaleras mecánicas y al tiempo te da por mirar atrás, porque dejas de notar las manos, de tu padre, de tu madre y descubres que estas subiendo en esa escalera eléctrica, todo comienza a hacerse más pequeño desde donde tú lo ves, asciendes, cada vez más alto y es inevitable sentir vértigo, inseguridad. 

Puedes dejar que las escaleras te lleven hasta desembocar en cual sea el final o destino,  o por el contrario,  avanzar, subiendo escalones a la vez que estos se desplazan en dirección a la meta, sintiéndote partícipe de tu propio destino y no dejando que la vida te guíe. 

ACOMPAÑADO

Si algún día te sientes solo, alégrate, porque eso significará que estás rodeado de gente que te aprecia y que estará ahí cuando lo necesites. Si te sientes solo, es porque conoces lo que es la compañía, siéntete de nuevo afortunado, porque si pudo ser, porque no habrá de poder serlo de nuevo.