Te conocí por primera vez en la casa del que sería el hombre de mi vida, pero también tuve otro motivo para querer estar en aquel hogar: eras tú.
Nunca había conocido un gato que se llamase Gordo, que estuviera flaco y que fuera como un perro. Eras cariñoso, independiente, pero familiar y sobre todo muy muy bueno.
No has dejado que nos preocupáramos por ti, hasta el final, actuabas como si todo fuera bien y nunca dejaste que la enfermedad pudiera contigo. Nos has demostrado entereza hasta el final y siempre te recordaremos, siempre agradeceré haber compartido estos 5 años contigo. Había escuchado muchas historia sobre ti, pero también nosotros hemos vivido las nuestras juntos.
Escalona ha sido tu hogar, aunque Madrid también te hizo disfrutar. Conociste a tus hermanos y poco a poco, tenías a dos gatos y dos perros que no te dejarían ni a sol ni a sombra.
Siempre que me vaya a tomar un vaso de leche voy a echar de menos, tu cabeza empujando mi mano para que te diese o cuando abra un poco de pavo, siempre echaré de menos el ruido de tus uñas sobre el parqué corriendo o tus maullidos a las tres de la mañana pidiendo comer, porque no habías tenido ración suficiente.
Sé que no estás solo, pero nosotros ahora mismo nos sentimos así sin ti.
No se si existe el cielo de animales, pero hoy estoy seguro de que lo habrán inventado solo para ti, porque has sido el mas bueno entre todos.
Gracias por este tiempo que nos has regalado, gracias por todo lo que nos has dado.
Te queremos en presente y futuro.
