sábado, 21 de febrero de 2015

Tiempo para llorar

Tiempo para llorar, en la vida hay que darle a cada momento su lugar, a cada sentimiento buscarle un hueco en el corazón, el que se merece dependiendo del número de veces que lo hubiera hecho latir aceleradamente. Hoy murió una gran parte de mí, que me unía a  mi pasado, a mi infancia y que lamenté profundamente. Noté como las tijeras de la vida cortaban esa cinta bruscamente. No recuerdo las veces exactas que me preocupé o que me hizo reír, los momentos que pude buscarla incansablemente porque se perdía para que luego el reencuentro fuera más intenso, solo se que la voy a echar de menos. Era parate de mí, es inevitable que sienta un vacio en el pecho cuando pienso en ella, cuando ya no la vea salir al patio al asomarme a la venta por la mañana o que escuche sus ladridos cuando arranque el coche, sus patas golpear contra la puerta para que le abriera, sus incansables corridas a toda velocidad por la casa o por el campo, el lugar donde ella y nosotros nos hicismo mayores, donde juntos aprendimos lo que era preocuparse por otro ser que dependia de nosotros, la responsabilidad de responder cuando nos buscaba y el significado de la verdadera amistad, la fidelidad eterna que nos profesabamos. Nunca te olvidaré, gracias por todos estos años, por los incontables momentos que nos diste, porque fuiste parte de la familia. Ahora que se fue, permanece aquí con nosotros, nos regaló un pedacito de ella a cada uno de los miembros de esta su familia. A mi hermano y a mi,
una infancia preciosa, a mi padre una compañera de viaje y a mi madre una confidente. Todos perdimos algo, pero nunca te olvidaremos, serás un precioso momento en nuestras vidas, una eterna amiga.