viernes, 7 de noviembre de 2014

LOS MEJORES DÍAS, SON TODOS

Siempre me ha gustado que me diesen consejos, de esos que te hacen reflexionar, que te dejan fuera de combate; no me gusta notar la desesperación en la voz de quien me los da o de quien intenta ayudar.
Hoy amanecí con miedo, pero no era lo que más me preocupaba, lo que más me hacía estar alerta, era el hecho  de que debajo de ese sentimiento se ocultaban las ganas de afrontar retos y la necesidad de seguir viviendo y experimentando.
Habrá pocos días en tu vida, donde ninguna preocupación te invada, por lo que estar a la espera de que dichos días se apoderen de ti, es dejar que la vida te posea y no seas dueño de lo que no puedas controlar. No te mientas y esperes a estar mejor mañana,  porque esa idea no existe, el mundo suele ser un lugar lleno de adversidades y problemas que ir resolviendo día a día, parece que tras superar un nuevo obstáculo y a penas finalizado otro, ya te vienen dos nuevos marrones que asumir y así parece que nunca puedes terminar de respirar con tranquilidad, pero si te dijera que puedes respirar como si estuvieras en medio del campo, al aire libre aunque realmente te encuentres en medio de una ciudad contaminada?... el ser humano tiene la virtud de poder hacer eso.
No digo que no puedas llorar nunca y pegarte topetazos, porque también ocurre, pero que no ocupen la mayoría de tu días.
De vez en cuando permitete hacer aquello que quieres y te apetece, y no a lo que la vida te obliga y te empuja, a finalizar trabajos y deberes con los demás, quehaceres diarios que matan el mundo que querías para ti.

Pararse media hora y dedicártela a ti mismo, puede empujarte durante todo el día hacia delante, da igual que nada más al salir al mundo ese día, te tiren un cubo de agua fría y después se echen un kilo de plumas encima, pequeñas vicisitudes que parecen no pesar pero que te impiden ver realmente lo que hay debajo de todo ello, debajo el que se encuentra eres tú y al volver a casa, hay que quitarse con cuidado cada una de esas plumas, para que no se lleven consigo ninguna parte de ti y al día siguiente, seas de nuevo tú mismo. 

El camino

Hay que crear momentos, creas sueños, eso nos dicen o al menos eso nos hacen pensar. En ocasiones soñar o incluso respirar tomando aire de verdad, no depende tanto de intentarlo sino de hacerlo realmente. Abrazarse es un lujo al alcance de todos, pero tan solo a mano de sentirlo de muy pocos, de los que terminas debiendo tiempo al tiempo, porque son capaces de deternerlo. Hay muchas cosas que por suerte no conozco, dios y otros seres mitológicos me libre, pero saber, es aprender jugando, jugando a vivir. Lo mejor de existir es ser consciente de ello y detenerse a disfrutar de que cuando te pellizcas, puede doler, pero despues también te acaricias, y ese gesto, ese tacto hace que todo, no solo nos guie por una dirección, sino también por un sentido concreto.