miércoles, 29 de agosto de 2012

Reencuentro con el pasado, enfrentarse a lo mismo, siendo diferentes, buscando otros resultados, para una situación idéntica. Ser más fuertes cuando todo es débil a nuestro alrededor, soportar el peso sobre nuestros hombros cuando los demás no pueden, ser el pilar que se necesita, sin importar que pueda quebrarnos, sin pensar en que ninguna reparación volverá a hacer de nosotros los mismos de antes.
Y después, romper a llorar cuando todo ya está en calma, habiendo olvidado el motivo, tan solo llorar por un pequeño detalle que ni tan siquiera nosotros damos importancia, pero que fue la excusa perfecta para poder rompernos en mil pedazos, ahora, tan solo ahora, cuando los demás son fuertes, cuando todo ha pasado, porque no existen héroes, sino personas que actúan como tal, es ahora, en el momento de la reconstrucción, donde tenemos la oportunidad de agregar alguno de los restos, de los que como nosotros, en algún momento, decidieron ser esa columna que todo lo aguantaba y que un día calló para volver a levantarse, porque lo mejor de romperse, es verse a uno mismo por dentro y ver de nuevo desde arriba, los pedazos que fuimos dejando atrás, sustituyéndolos por otros, que darán a nuestra estructura una mayor consistencia, o eso creemos.

viernes, 17 de agosto de 2012

Deshidratación Emocional

No hay tiempo para llorar, dejad a los caídos y continuad, las ilusiones del camino, ahí quedarán, no hay suficientes minutos para detenerse a contemplar lo que hubiera podido ser, tan solo se verá lo que se será por completo, cuando estemos ahí, justamente al final de todo, y todo, es a lo que teníamos miedo. Hay sentimientos que nunca podrán ver la luz, quedarán encerrados, a pesar de todas las advertencias y saber que permanecer ahí, hará que termine por dañar y contaminar todo lo que hay a su alrededor, convirtiendo el  lugar en inhabitable, pero no todo es tan fácil, no para mi, no para alguien como yo, egocentrismo encerrado en una cápsula de cristal, donde opinar es gratis y reírse divertido, pero nada de ello importará, porque tengo la fórmula, no la de la felicidad , no la de la vida eterna, ni ninguna otra por la que nadie mataría, pero si es mi fórmula, la cual funciona en la mayoría de las demostraciones, pero aún le queda por cambiar algunos de los números que estoy seguro después de probar, harán de la comprobación de la fórmula, que ésta se convierta en verdad, en mi verdad.

Cuando cae la última gota de rabia, la última de tristeza, la última de impotencia, te prometes que no habrá una última, pero la otra opción a no llorar, es no estar vivo, no sentir que sientes, por lo que ahora lloraré, tan solo dame un rincón donde retirarme a guardar cada gota del líquido transparente en un frasco donde escriba una etiqueta con el motivo y guardarla junto a los otros, en el armario de nunca jamás, aunque en algunas ocasiones el terremoto que sacude tu cuerpo es tan violento, que hace caer alguno de aquellos frasquitos de la estantería, rompiéndolos y teniendo que volver a pasar irremediablemente por ese sentimiento, para poder continuar coleccionando tu propia biblioteca de momentos, para llegar al final de las lágrimas y poder decir que ya las tienes todas, ya tuviste tantos momentos que el pozo de las ilusiones, ese que contiene las  lágrimas, se agotó y sin agua no se puede vivir, por lo que terminas muriendo de deshidratación emocional.

lunes, 13 de agosto de 2012

LA PLASTICIDAD DE LA PERSONALIDAD

Hablar es la clave, la sinceridad hacia uno mismo es la manera más directa para con los demás. Discutir con  tu interior, sin saber, si lo estas haciendo bien, en una lucha constante por la razón y el desconocimiento de la nada, creo que es la forma más sabia de corregirse, imposible saberlo. Donde escuchar a aquellos que más sabían, pasa a ser un pequeño porcentaje de lo que te hace cambiar de opinión, pero tienes que volver a empezar la discusión contigo mismo, para dejar entrar en ti, aquellas palabras que no consideraste importante en aquella frase sin sentido, que al principio no diste importancia porque ya no estaba a la altura, lejos de ello, era todo lo contrario, estaba demasiado alta aún, para que pudieras comprenderla.