Cada día creo que descubro algo nuevo de mi, pocas veces, son cosas que me gustan y en la mayoría de las ocasiones, son las que no me gustan , las que me hacen detenerme más, pararme a pensar que hacer. Intentando que cambien, se me pasa y pasa el tiempo, pero para ello hay que tener una actitud activa y la verdad, me ocurre como con aquello que dejas para más tarde y que no terminas haciéndo nunca; no sé por qué, pero siempre, hay algo más importante que hacer.
Casi todos los días suelen tener un componente reflexivo, no comprendo como acabo dándole las vueltas y las vueltas que le doy a todas esas vueltas que ya no merecen la pena dar.
En ocasiones pienso, que el contacto conmigo mismo me es perjudicial, las mejores etapas son aquellas en las cuales lo que sé que soy, solo parece ser un leve recuerdo, pero tarde o temprano ese pequeño personaje forjado tras el maltrato del tiempo, a prueba de las bombas de la vida y capaz de sostener a esa otra mitad de la cual quiero disfrutar, pero que es vulnerable al paso del tiempo e ingenua ante lo que ésto supone, da la cara por mi.
Maltrato al pequeño personaje marginándolo a un rincón del cual solo lo saco cuando me es útil, porque pienso que me perjudica su actitud seria, responsable, sincera y reflexiva, lo hago sentir mal y por lo mismo me hago sentir mal a mi mismo.
Pero a pesar de ello, cuando al vulnerable le han dado tantos palos que no puede moverse, me arrastro hasta esa pequeña habitación con barrotes y le pido ayuda, "no se que hacer" suelen ser mis palabras y entonces, sin el más mínimo resentimiento ni rencor por el maltrato sufrido, vuelve a mi, acaricia al pobre chico caído en el suelo, se pone delante de él y asume las riendas de lo que esté ocurriendo, llevándose los desprecios, los quebraderos de cabeza, soportando el cansancio del trabajo duro, y asume las consecuencias de otro que no era él, pero nunca lo hace con desagrado, siempre lleva a cabo su papel.
Cuando su trabajo termina, intenta quedarse a disfrutar de la recompensa de la obra bien hecho, pero en las pocas ocasiones en las que le dejo, suele darse cuenta que a él lo que le va, no es relajarse, sino asumir, controlar y minimizar consecuencias y sin decirle nada, recoge sus cosas, vuelve al lugar donde tiene su hogar, a mi hogar, pero otras veces lo intenta, e intento que se quede, pero no resulta, él, no estará preparado para la luz de sol, sino para los días de lluvia y oscuridad, que como suelen ser muy abundantes, suele estar presenta durante mucho tiempo.
