Siempre me ha gustado que me diesen consejos, de esos que te
hacen reflexionar, que te dejan fuera de combate; no me gusta notar la
desesperación en la voz de quien me los da o de quien intenta ayudar.
Hoy amanecí con miedo, pero no era lo que más me preocupaba,
lo que más me hacía estar alerta, era el hecho
de que debajo de ese sentimiento se ocultaban las ganas de afrontar
retos y la necesidad de seguir viviendo y experimentando.
Habrá pocos días en tu vida, donde ninguna preocupación te
invada, por lo que estar a la espera de que dichos días se apoderen de ti, es
dejar que la vida te posea y no seas dueño de lo que no puedas controlar. No te
mientas y esperes a estar mejor mañana, porque esa idea no existe, el mundo suele ser
un lugar lleno de adversidades y problemas que ir resolviendo día a día, parece
que tras superar un nuevo obstáculo y a penas finalizado otro, ya te vienen dos
nuevos marrones que asumir y así parece que nunca puedes terminar de respirar
con tranquilidad, pero si te dijera que puedes respirar como si estuvieras en
medio del campo, al aire libre aunque realmente te encuentres en medio de una
ciudad contaminada?... el ser humano tiene la virtud de poder hacer eso.
No digo que no puedas llorar nunca y pegarte topetazos,
porque también ocurre, pero que no ocupen la mayoría de tu días.
De vez en cuando permitete hacer aquello que quieres y te
apetece, y no a lo que la vida te obliga y te empuja, a finalizar trabajos y
deberes con los demás, quehaceres diarios que matan el mundo que querías para
ti.
Pararse media hora y dedicártela a ti mismo, puede empujarte
durante todo el día hacia delante, da igual que nada más al salir al mundo ese
día, te tiren un cubo de agua fría y después se echen un kilo de plumas encima,
pequeñas vicisitudes que parecen no pesar pero que te impiden ver realmente lo
que hay debajo de todo ello, debajo el que se encuentra eres tú y al volver a
casa, hay que quitarse con cuidado cada una de esas plumas, para que no se
lleven consigo ninguna parte de ti y al día siguiente, seas de nuevo tú mismo.