viernes, 28 de febrero de 2014

Despedida de Carmen 27/02/2014

 Dicen que cuando estas enamorado, no puedes pensar en otra cosa, que todo lo que te propones hacer, no lo puedes llevar a cabo, porque se colapsan los sentidos, los pensamientos y las emociones. Bueno, dejando a un lado que no estoy enamorado, no puedo evitar sentir todo eso por Carmen Guerrero, no puedo dejar de pensar que en el comienzo fue un "hola y adios", sin prestarnos demasiada atención y que hoy al llegar el "hasta luego", me partí sin poder hacer nada. Eres el 50 % de muchas cosas para mi en Madrid y los lugares que se hicieron especiales al recorrerlos contigo, no dejarán de serlo porque me recordarán a ti. Sé que estarás bien y que eres fuerte; acordamos no despedirnos, pero déjame que te abrace con las palabras y que te acaricie con los recuerdos y aunque no estemos cerca, espero que lo sientas como yo. Muchos no dicen te quiero por miedo a después tener que desprenderse de esas palabras y a llorar por ellas, pero los te quiero, son de los valientes que se atreven a decirlo y apostar. Yo apuesto por "toda la vida", qué me dices?

No es una despedida, Miguel Merino no quiero más dramas, porque nuestra amistad no se basa en trabajar en el mismo sitio ni en la misma ciudad. Hemos pasado a algo más, y sabes que vamos a seguir estando a través de un móvil, un ordenador, un avión y lo que haga falta.
Gracias por haber estado conmigo en todo momento, porque sin ti Madrid no hubiese tenido el mismo significado, porque nunca olvidaré tantísimos momentos buenos, ni tampoco los momentos malos, de charlas, de saber cuándo no nos debíamos hablar porque estábamos insoportables, porque en esos momentos también sabemos cómo actuar y cómo hacer para sacar una sonrisa al otro.
Te quieroo!!




domingo, 23 de febrero de 2014

Cambios

Creo que escribiré mientras lo sienta, manejar un montón de sentimientos cada 5 minutos es lo más duro que pude hacer, intentar sosegar todo ese manantial de emociones que provocan en ti decenas de personas al cabo del día y que has de asimilar, pensar, dar una respuesta, intentar mediar en otras o dejarte llevar; estas últimas en un pequeño porcentaje menor.
Casi a punto de terminar el día y aún quedando algunas cosas por hacer o algunas personas por ver, creo que, a pesar de pensar que está mal decirlo, estoy contento de gestionar estos días, de ser yo mismo y que yo mismo, haya estado ahí sin dejar de estar pero dándo en cada momento lo que se pedía de mi o dejándome llevar en los momentos en los cuales no se exigía nada.
Tengo un sueño que está por cumplir y aún por soñar, pero que llegará.

miércoles, 12 de febrero de 2014

U.L.R.E.

Y sí, soy ese chico enamoradizo que muere por un suspiro de aquel que aún ni tan siquiera se ha fijado en él, porque vivo en mi mundo de hadas, en mi país de fantasía, ese de color de rosa, ese que todo el mundo tan solo al imaginarlo: se asustan y piensan que da miedo el dejarse llevar, el entregar todo lo que uno es, poner todo lo que tienes en juego, porque "como ya me hicieron daño", está justificado ser reservado, no decir lo que se piensa, no dejar fluir lo que se siente sin poner barreras, sin privarse de los sueños que se generan solos, sin matar las mariposas, esas que te niegas una y otra vez con tal de no reconocertelo.
Y "ahora voy a estar un tiempo solo", porque como eso se puede elegir, porque ponerle fecha al amor, porque el privarse de él por un tiempo para no sufrir es signo de madurar, por todo ello, seguiré siendo un tonto enamorado, un loco romántico al cual han hecho creer tantas veces que eso era malo, que no iba a traer nada bueno. Y ahora, sé que ser auténtico cuando amas, no es ser más débil, sino más fuerte para soportor la indiferencia de la multitud de personas que se creerán muy adultas porque ya han vivido mucho y han aprendido que al amor es mejor racionarlo, porque así si fracasa, no duele tanto.

Acostumbrado  a patadas, puede que una sonrisa haga en mí, más daño que un beso, pero no puedo hacer nada para evitar no querer. No siento verguenza por sonrojarme cuando me miras ni cuando te ries de mi por ser "un blando", sino por haberme puesto en duda a mi mismo por estar equivocado en mi forma de reaccionar, por intentar "hacer lo normal".

Sabía que iba a sufrir, sé que elegí el camino más largo, ese de enfrentarse a lo que te hace daño una y otra vez, ese en el cual tan solo están puestos en juego tus sentimientos y todos pueden opinar, pero a su vez una vez superados los primeros años, terminas por guardar ese libro con final amargo en la estantería de los libros que te gustaron.

No negaré que soy un niño, que me comporto como tal, que soy un loco romántico, que me encanta el amor y que no me importa sufrir por arriesgar, porque concibo que intentar querer no me hará más débil.

Y al terminar de leer esto, los más excepticos pensarán que ellos no se referían a eso cuando decían esas expresiones o que "no es mi caso" porque "lo mio es diferente" o que no tiene nada que ver una cosa con la otra y con esas personas aún me separarán millas y millas y por suerte, a mi no me importará, porque yo elegí ser así y ellas estar allí.



viernes, 7 de febrero de 2014

El Mercado del Amor


Nunca hay que poner título a un obra antes de saber tan siquiera de que va a tratar ¿no?.
Pues algo similar pasa con el amor, no hay que imaginar un final sin aún saber cual va a ser el principio, si tan siquiera lo hubiese, porque se gafa. Los verdaderos románticos, murieron antes de llegar a saber lo que era experimentar el amor, pero vivieron todo aquello maravilloso que trae consigo estar enamorado: la ilusión, los sueños, los nervios, el cosquilleo y la sonrisa en los días tristes.

Mientras me dedicaba a comprar por el Supermercado hoy, imaginé que en la vida, todo funciona más o menos igual; hay personas que están en las estanterías, expuestas, esperando a ser seleccionadas, mientras otras, pasan por delante rechanzando los productos que no les gustan a simple vista, para quedarse con los mejores. A veces los futuros compradores no tienen mucho dinero o tiempo y seleccionan un producto cualquiera, lo utilizan pero como no les convencía, no lo vuelven a emplear, sin embargo, otros, llevan a creer que ningún producto es lo suficientemente bueno para ellos y se engañan pensando que no lo necesitan, "están mejor así" es lo que alegan.

El producto tiene que ser vistoso, compite con muchos otros, debe de conseguir llamar la atención, aunque sea, siendo de los últimos productos, de esos que se encuentran al lado de la caja de pagar y los cuales no te queda más remedio que mirar durante mucho tiempo mientras que esperas tu turno y finalmente acabas comprando y no sabes él porqué.

Sin embargo, ¿quíen eligió los que estaban en la estantería y quién al otro lado seleccionando?.
Basta de escaparates, ahora seremos nosotros los que nos pasearemos sin prestar atención, solo con una pequeña diferencia (que nosotros ya estuviemos ahí), sabremos como tratarte sin que te sientas valorado.
A la porra, A la mierda y demás lugares donde vayas a comprar tú, porque a mi no me interesa esperarte, no me pasaré la vida hasta que caduque en la estantería esperando a que me compren, yo también tengo dinero y puedo llegar a hacer grandes cosas con él.

Adiós, tú te lo pierdes.
Firmado: El último producto de la fila.

domingo, 2 de febrero de 2014

02/02/2014

De vez en cuando, te destruye, un sentimiento que no estaba ahí y que aparece, arrasa tu interior, intentas contenerlo, sostener la sonrisa mientras lo mantienes dentro, pero finalmente, estalla y entonces eres tú el que destruye al motivo de tu enfado.

Ya está bien de que vayan provocando sentimientos en tí que te hagan no tener el control sobre tus emociones, sobre tus palabras o sobre tus actos. Tomar las riendas para no ser manipulado, para no ser un títere en mano de lo que los demás vayan buscando en ti.

Reconozco dar más importancia a los asuntos por no tener demasiados asuntos quizás, pero tan solo me permite centrarme en algo solamente y no repartir mi energía en demasiados lugares con muchas personas.

Considero que dejo a pocos seres humanos acercarse a mi por incomodidad, desventaja frente a la sociedad, y compensada por una intensa vida solitaria, una vida diseñada para mi solo, donde todo está supeditado a lo que yo piense.

Cedo con facilidad, pero soy intransigente en lo que yo considero mis pilares y aunque mantenerse fiel a ellos no siempre me gusta, tras años de experiencia, aún reconozco en las paredes las muescas de las veces que no he pasado por el aro, a pesar de no haber otra oportunidad.

Es lo que hay y lo que habrá.