jueves, 26 de julio de 2012

Mi abuela, mis abuelos, mi abuelo

Miraba y miraba y no era capaz de apartar la vista de aquellos ojos que me transportaban a un mar de sabiduría, estaba tan a gusto escuchando aquella historia que chorreaba sinceridad, ternura, que sin querer me empapé, y sin poder mover ni tan siquiera un músculo, aguante una lágrima; aguanté una lágrima por aquella triste historia, aguanté aquella lágrima por demostrar estoicidad, pero sobre todo retuve aquella gota de líquido transparente, para ocultar mi felicidad, porque en ese momento me sentí afortunado. Y poco a poco y sin querer dejar de escuchar aquellas palabras, tan solo podía sonreír, porque aquella conversación hacía de nuevo especial ese día, como tantos otros, desde hacía un tiempo. 
Hoy es el día de los abuelos y no puedo evitar pensar en aquellos que no están, los que despertaron en mi la que sería mi vocación de una manera un tanto especial. No puedo decir que no sea afortunado, por descubrir tan pronto aquello que me gusta, aquello por lo que para mí, merece la pena. 
Porque hay otros que se tiran toda una vida buscando un sentido, y al descubrirlo resulta demasiado tarde, pero yo, tengo toda una vida para poder disfrutar de lo que significa ser feliz al cubrir de forma tan completa ésta parcela de mi vida. 
Gracias a mis abuelos y cuiden a los suyos

domingo, 22 de julio de 2012

Personalidades Comunes=Personalidad de uno

Sentirse acompañado a pesar de no ver a nadie, y que nadie te haga sentir solo aunque existan muchas personas que quieran hacértelo ver.
Ayer pensaba en lo que decirme a mi mismo por la mañana, unas palabras, no sabía bien cuales eran, y si ni tan siquiera yo mismo acerté, como podía dejar ese consuelo en manos de alguien que puede conocerme menos que yo a mi mismo.

Pero en algunas ocasiones, en un periodo comprendido entre el año 15  y el 99 de tu vida, te caes encima de alguien que sabe llevarte mejor que tú mismo, que por casualidad o no, pronuncia la palabra que te derriba y con desconfianza, intentamos en un inútil intento, valernos por nosotros mismos, escapando de la red, que nos puede hacer quedar a merced de lo que ocurre horas o días después, dependiendo de aquel con el que tropezamos y con una eterna deuda de gratitud que ni tan siquiera el sacrificio de la vida misma podrá pagar, o eso sentimos, aunque no sea de lejos ni lo que pensemos.

Y un día, en la confianza de no tener que tomar decisiones solo, te ves obligado a tomar la primera, en contra de aquel, al cual le debes la vida y aprender a caminar de nuevo, eso si, esta vez sin tropezar, procurando esquivar el insalvable abismo que nos separa de encontrarnos a nosotros mismos, ya que somos, ya que soy, un poco de todos esos que me hicieron caer, y una gran parte de mi mismo, que me vio buscar nuevos apoyos para acabar encontrando mi propia palabra de aliento, esa que dicen: personalidad, y a la cual solo le sirvo yo mismo como ayuda, tan solo yo, puedo hacer de ella, la palabra que sirva de sustento a mi propia debilidad, uno mismo.


viernes, 20 de julio de 2012

El riesgo del amor está en nosotros

Parar los sentimientos, cuando son ellos los que nos paralizan, desatar los sentimientos cuando son ellos lo que deciden cuando liberarse, numerosas utopías que nos engañamos por poder controlar.
No saber porque eres tú, no entender porque yo, tan solo hablar de lo que callas, intuir lo que piensas, desconocer en lo conocido, vivir allí, donde creíamos haber estado y descubrir un nuevo paisaje y ambos sorprendernos de lo maravilloso que puede llegar a ser.

El riesgo que hoy concivo, me acompaña incluyo en tu ausencia y me abandona en tu presencia.
Amor, ¿sabes eso?, yo estoy en ti, habitas en el cuarto que todos tenemos, pero que somos desconocedores de su existencia y mientras caminamos nos exponemos a que alguien asalte esa prisión sin berjas, esa habitación sin fondo y se encierre dentro de ella, tragándose la única llave que podrá liberarlo de nuestro interior, la única fórmula correcta para abrir la puerta de esa habitación del amor, esa prisión sin cadenas, ese único lugar donde el prisionero desea quedarse, porque se encuentra agusto, mientras nosotros lo mantenemos calentito, resguardado de la luz que le impida continuar su camino y en ocasiones durmiendo en la cama que había desordenado ya otro, viviendo entre las paredes que ya había decorado otro y que por siempre permaneceran así.

Nunca es el final de ti

Recuperar el despertar cargado de energía,
pensando en mañana, adaptándose a lo nuevo,
encajando mi yo, en ello;
creo que todo lo que hice tuvo un fin,
pero que no debí considerar como tal,
sino poder llegar a soñar con un día después del final,
con una mañana que le siga a ese fin, porque todo son puntos aparte,
porque todos son puntos y seguido.
¿control sobre el fin?, no  puedo tenerlo, pero si sobre lo que le sigue,
y todo avanzará en la medida en la que yo lo avance.

Quiero dormir en blando y despertar en colores, nunca caer en el negro y pensar en ti.

Más yo, cuanto más dejo de serlo,
más en casa, cuanto más me alejo de ella,
más seguro, cuanto más inseguridades tengo,
más grande, cuanto más veces me siento pequeño,
menos duro, cuando tengo que serlo,
menos serio, cuanto siento tristeza,
menos yo, cuando empiezo a serlo,
menos en casa, cuando me empeño en volver,
menos seguro, cuando me lo creo,
menos pequeño, menos pequeño... siempre porque nunca fui niño con niños, nunca fui adulto con adultos.
Porque solo fui maduro antes que cualquier cosa, solo fui inmaduro en soñadas ocasiones y acabé perdiéndo el más, el menos y el yo.