domingo, 14 de septiembre de 2014

Centro Neurálgico

Querer comenzar de nuevo, y sentirse en stand by, huyendo de los fantasmas del pasado para que no vuelvan, refugiarse en la soledad de las paredes de un cuarto y que las traspasen con tanta facilidad como se hicieron con tu alma, el día que decidieron atropellarte y salir corriendo.
Limitado más que perdido, sin rumbo más que desolado. Acostumbrado a resolver los problemas que nadie afronta, siendo centro neurálgico, conseguí quedarme en ese mismo punto, sin pasar a ninguna órbita, tan solo inmovil ante el movimiento del resto de personas y satélites de mi alrededor.

Miedo a ir rompiendo con los tabues de la vida, cansado de abrir paso para que no tropiecen, ilusionado por no ser el primero en pasar por aquí, soñando con dejar de ser ese, para poder ser uno más para mi mismo.

Abrir los ojos y encontrarse solo, solo de pensamiento, solo de espíritu y cerrarlos de nuevo, imaginar algo que no ha pasado y sentirse impaciente por conocer si algún día algo de lo que imaginé se haría realidad; pero toca abrirlos y enfrentarse y luchar, pero hoy no, hoy  me encuentro cansado, hoy mi alma se tomó un día libre, la dejé volar y le di vacaciones, para compensarla por los meses de reclusión, me lo agradeció con un tierno gesto al despedirse de mi, confié en dejarla ir, confiando que algún día volverá por voluntad, sin pedir nada a cambio.

Si algo aprendí de estos meses, es a creer en mi mismo, en buscar, si, pero buscarte a ti mismo y a nadie más, en compartir, si, pero no dividirte entre los demás, a crecer por dentro más que por fuera ya se encarga el tiempo de eso, a comprender, pero antes de hacerlo comprenderte a ti mismo, el porque no eres capaz de entender, no juzgar, solo escuchar y llegar a la conclusión de que porque la mente es igual piensa diferente.

Está claro que no empezó siendo un buen día y que no tiene mucha pinta de mejorar, pero para que haya días buenos tiene que haber malos, ahora empieza el descenso empicado al suelo, solo me dio tiempo a agarrar una mochila de mano, con un triste paracaidas de emergencia, espero salvarme una vez más.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Escaleras al suelo

Brillan tus ojos, desprenden ese destello que me hace querer saber más, saber que se esconde tras ellos y a su vez me impide mirarte fijamente por miedo a que me veas y te des cuenta.
En ocasiones como en unas escaleras hacia abajo me dejo arrastrar y acabo más allá de mi mismo, en el suelo de mi alma y en el mejor de los casos lucho por subir peldaño a peldaño aunque estos solos bajen y termino dejándome llevar de cansancio de nuevo hacia el mismo destino, que no me favorece.
Se estropeará el mecanismo, lo se, tan solo tengo que esperar a que ocurra, pero nunca fui buen mecánico.

Túneles

Dos luceros, protegen debajo de ellos, un túnel de camino indecisos de salidas más o menos bien indicadas pero de finales impredecibles.
Morder polvo mientras masticas aire y respiras algo de tierra en la cual no crecerá nada y no te hará alimentarte y continuar por la vereda de la prosperidad.
Corazón caprichoso, silencio hiriente y palabras vacías, carentes de significado de lo que realmente quisieron decir.
Una canción que suena mientras todo el mundo grita, una letra que tiene las instrucciones para saber que hacer pero que con tanta gente solo es un susurro de fondo y tu corazón se equivoca al creer escuchar un consejo que no era para él y erramos.
A veces no puedes evitar sentir como algo se derrumba en tu interior, como al caer golpea partes de tu cuerpo que antes no sentías o no querías que lo sintieran. Un hueco que echas de menos, volver a ser tú y otro que se pregunta porque no podrá ser él.
Camino por los túneles que no saben a donde vas a parar o si,  algún día habrá una salida en la cual no den ganas de seguir probando caminos.