Una palmadita en la espalda,
un, todo irá bien.
y abrirás la puerta de casa, saldrás con tu impermeable recién puesto, limpio de las manchas del día anterior o algo sucio si no has tenido mucho tiempo para recuperarte.
Un nuevo día se abre ante ti, caminas de puntillas, como con miedo, para no dejar impronta de tu pasear,
para no dejar mucha huella, pero un día, sin palmadita, sin un buen deseo, te levantas de aquel lugar que es tu protección al finalizar el día, ese que consideras tu hogar y decides pisar fuerte, decides que tú voz debe de escucharse tanto como te escuchas a ti mismo, que tú opinión, es una opinión más, pero es única, porque no hay más tus.. que solo tú.

Si aprendes escuchando, no sabes hasta que punto puedes hacerlo hablando.

PENSAMIENTOS ATRASADOS

En ocasiones hay lágrimas que no llegan a sangrar, hay dudas que no se llegan a resolver,
momentos inacabados que se prolongan en el tiempo, desplazando a los que están ahí.

En ocasiones hay sentimientos que bajan despacio hasta los pies, rasgando todo a su paso, arañando corazón,
cortando respiración, dejándote paralizadas las piernas e impidiéndote avanzar.

Y en ocasiones, sales adelante, sobrevives milagrosamente, sin saber como te encuentras de nuevo en el punto inicial,
con la opción de volver a empezar, pero no avances demasiado deprisa, porque corres el riesgo de que olvides lo anterior,
de cometer los mismos errores y de que éstos te vuelvan a perseguir.

Complicado convertirse en alguien que aún ni siquiera sabes como será, solo puedes intuir y dar pequeñas pinceladas,
todo a mano alzada, no centrándote mucho en delinear, para no estropear el cuadro final antes de tiempo,
pero que pronto tendrás que arriesgar y comenzar a dibular la figura final, la que serás.